Aunque es un problema que no es nuevo, con el auge del mercado de alquiler, y la necesidad del arrendador de asegurar el cobro de sus rentas, es ya práctica extendida exigir al arrendatario que demuestre su capacidad de pago, acreditando la procedencia de sus ingresos. Lo más normal es solicitar las nóminas de éstos, donde además del importe mensual neto de sus ingresos, podemos acceder a otros datos como la antigüedad laboral o la empresa para la que trabajan.

Pero si nos ponemos en el lado contrario, es decir, en el del arrendatario, y se da la circunstancia de que es autónomo, la cosa se complica al no tener nómina que aportar.

Ante esta situación, hay que decir que no todo está perdido. Hay otras formas de demostrar solvencia y capacidad de pago a pesar de no contar con una nómina.

En primer lugar, lo habitual es solicitar un aval bancario. Para ello, debes acreditar solvencia a tu banco. Se trata de un producto financiero no muy costoso que te puede sacar del apuro.

En caso de que el banco no acceda a avalar tu operación de alquiler, siempre puedes aportar avalistas que sean aceptados por el arrendatario como garantía de pago. En caso de impago, serían los avalistas los responsables de afrontar los pagos de las cuotas de alquiler.

Por otra parte, también se puede recurrir a presentar las últimas declaraciones de la renta y de IVA, en las que figuran tus ingresos y gastos fiscales. Además, se puede apoyar esta información con movimientos bancarios que demuestren ingresos, y en el caso de tener otras propiedades, aportarlas como garantía.

Existen también seguros de protección de pagos de alquiler, aunque la documentación que suelen solicitar suele ser similar a la que solicita el banco para el aval.

Para todas estas gestiones o dudas que puedan surgir, así como para recabar la documentación fiscal a aportar, siempre es aconsejable contar con el apoyo de tu asesoría.